¡Abuelos que se gozan la vida!
Este mes queremos hacer un homenaje a los abuelos que han hecho parte de la historia de la Academia.
Son abuelos que han sido los responsables de inculcar en sus nietos el gusto y el amor por la danza.
Abuelos que acompañan y apoyan a sus nietos en conquistar sus sueños.
Luis Fernando Santa Botero es un abuelo que inculca a su nieta el amor por la danza, la acompaña y la apoya en conquistar sus sueños.
Conozcamos un poco por qué Luis Fernando Santa Botero hace parte de la historia de la Academia.

Luis Fernando Santa Botero con su hija Carolina y su nieta Juanita.
Luis Fernando Santa Botero, ¡un abuelo que se goza la vida!
Mi nombre es Luis Fernando Santa Botero.
Educador de profesión y convicción.
Padre de tres hijos: Carolina, la mamá de Juanita Velásquez, alumna de la Academia.
Mis otros dos hijos son: Erika quien tiene dos niños, Julia de seis años y Vicente de cuatro.
El otro hijo es Juan Fernando, papá de Juan Luis de cinco años y Emilio de dos.
Nací en la ciudad de Medellín hace 73 años.
¡He sido un gozón de la vida!
Cada etapa la he disfrutado a más no poder.
La infancia
Cuando pequeño jugué de todo, elevé cometas, jugué trompo, rayuela, bolas de cristal, futbol con pelotas de trapo y las famosas “pelotas de letras”.
Construí con mis amiguitos carros de rodillos y patinetas.
En las cuestas del barrio donde vivíamos, nos deslizábamos en tablas a las que previamente untábamos de parafina obtenidas con las velas de la casa.
¡Me gocé mucho mi infancia!
¡Abuelos que se gozan la vida!

La adolescencia
En la adolescencia y la juventud, a pesar de haber estudiado en un internado, ¡aprendí a bailar!
Esto fue determinante para relacionarme con las muchachas y para superar mi timidez con las damas.
La música, el baile, la pintura y el cine me han cautivado muchísimo.
Especialmente la música, aunque solo la escucho, porque desafortunadamente nunca tuve el talento para aprender a tocar un instrumento.
Admiro, respeto y de cierta manera envidio a quienes lo saben hacer.

La juventud
Empecé a interesarme por el arte en mi época de estudiante, cuando estaba interno en la Normal de Varones de Granada, Antioquia.
¡Con frecuencia me sancionaban por indisciplina!
Era muy conversador y hablaba duro en un ambiente muy parecido al de un seminario o un monasterio.
Me costó mucho adaptarme.
El castigo más frecuente era quedarse, sin poder salir, sábado o domingo, después del medio día, enclaustrados en la biblioteca.
Allí tuve mi fascinante contacto con los libros, especialmente los de Historia del Arte, cuyas ilustraciones me seducían. Igual que las biografías de los artistas del Renacimiento.
Además, tuve como compañero un joven con una gran habilidad para pintar, y me le “pegué”.
A su lado pude aprender a perfeccionar el dibujo y la pintura.
Aunque nunca asistí a una academia de Arte, poco a poco y a base de ejercitarme, pude desarrollar cierta habilidad para dibujar y pintar.
Ya en mi labor docente, me correspondió dictar el área de Educación Artística, lo que me sirvió para continuar cultivando mi afición por pintar.
¡Abuelos que se gozan la vida!

Las fiestas
En mi época de joven, no me perdía los bailes populares, tan de moda en ese tiempo ya que los hacían con el fin de conseguir dinero para financiar obras sociales o construir templos.
Contrataban una orquesta o un grupo musical y cobraban la entrada.
Los que no contábamos con dinero suficiente porque solo estudiábamos, conseguíamos para ingresar, y con una Coca-Cola bailábamos toda la noche …¡que tiempos tan hermosos!
Los bailes en las casas de familia se hacían en navidad o para celebrar unos quince o una boda.
La música era a punta de radiola o tocadiscos.
Se ponían los famosos “longplays” de orquestas como Los Golden Boys, Los Graduados, Los Black Stars, la Sonora Matancera, La Billos Caracas Boys, Los Melódicos, Los Corraleros de Majagual, Lucho Bermúdez y muchas otras orquestas.
En un momento de la fiesta servían el plato frío, que generalmente constaba de una carne fría, una ensalada rusa, lechuga tomate y se remataba con el famoso bizcocho de novia, una torta envinada con cubierta de azúcar y frutas cristalizadas.
Como pasabocas se acostumbraba a servir un trozo pequeño de queso con bocadillo, en un palillito.
Las fiestas familiares terminaban por lo general antes de la media noche.
En cuanto a la forma de vestir de la época, la pauta la marcaba el estilo de los cantantes de la “Nueva Ola”, Oscar Golden, Los Yetis, Harold.
Los mexicanos Enrique Guzmán, César Costa y Alberto Vásquez. Los argentinos Sandro, Leo Dan, Beto Fernán.
Otros como Roberto Carlos y los famosos grupos como Los Beatles, Los Rolling Stone.
¡Abuelos que se gozan la vida!

La cultura

En la Medellín de mi época se respiraba mucha cultura.
Eran famosas las salas de cines como el antiguo Teatro Junín ubicado en donde hoy está el edificio Coltejer.
Este teatro se hizo célebre porque en su escenario se presentaron los mejores cantantes populares y líricos del momento.
También grandes compañías de teatro, danza y ópera.

Igual que en el famoso Teatro Pablo Tobón Uribe.
También había muchas salas de cine como los teatros, Ópera, Olimpia, Rialto, Odeón, Metro Avenida, Tropicana, Lido, María Victoria y otros.
En cuanto a los museos el más representativo era el Museo de Zea, hoy Museo Botero, el Museo Pedro Nel Gómez y el Museo de Arte Moderno, más reciente.
¡Abuelos que se gozan la vida!
Los gustos
He tenido inclinación por todas las manifestaciones artísticas especialmente la pintura, con una profunda admiración por los pintores clásicos del Renacimiento, Leonardo, Rafael, Miguel Ángel.
Los grandes pintores españoles como Velásquez y Murillo, los impresionistas Renoir, Monet, Degas, pero uno de mis favoritos es Salvador Dalí.
Siempre he sido un enamorado de la música.
Casi todas las actividades que realizo en casa, especialmente cuando cocino, lo hago con un fondo musical, bien sea baladas, música instrumental u otros géneros dependiendo del momento.
Cuando pinto me gusta colocar música clásica o instrumental, me relaja y me hace sentir muy bien.
¡Abuelos que se gozan la vida!
El arte
Cuando hablo o de alguna manera me refiero al arte, la estoy concibiendo como ¡la máxima expresión de la parte humana del hombre!
Permite expresar de forma libre y espontánea los más profundos sentimientos.
Es la forma de sublimar todos sus instintos y poder comunicar lo que piensa y sobre todo lo que siente.
El maestro
Como educador siempre quise inculcar en mis alumnos la sensibilidad artística en cualquiera de sus manifestaciones.
No tienes que ser un artista para apreciar y valorar el arte, esa actitud te liberará de muchas cosas.
La sociedad
Nunca he sido ajeno a la importancia de los cambios en la sociedad que dinamizan e impulsan a los pueblos al progreso.
En el caso de la tecnología, bienvenida sea, pero siempre y cuando no nos robe la sensibilidad por las manifestaciones artísticas.
Que llegue a nutrir el arte pero que no lo desplacé ni lo coloque en el cuarto de san alejo, o en un plano inferior.
El arte siempre estará por encima porque hace al hombre más humano.
La educación
Me preocupa que a pesar de contar en el pensum de primaria y secundaria con el área de Educación Artística, los niños y los jóvenes de hoy, viven muy absorbidos por la tecnología que cada vez se los roba más.
A veces me ilusiono cuando surgen mecenas del arte como el maestro Fernando Botero que donó los instrumentos y ha financiado de cierta manera las escuelas de música.
O cuando algunos gobernantes se preocupan por impulsar las casas de la cultura en los municipios, porque este sería un camino de salvación para los muchachos.
Aunque nuestra ciudad se ha preocupado por impulsar el arte en todas sus manifestaciones, pienso que aún nos falta colocar la educación en artes en el sitio que le corresponde.
Si pensamos en humanizar más a nuestros alumnos y prepararlos para un futuro más promisorio la educación en artes es primordial.
Autor: Luis Fernando Santa Botero
La danza
En cuanto a la danza, igual que las otras manifestaciones artísticas, libera y hace a las personas más autónomas y seguras.
No importa que tanto logran avanzar en sus habilidades y en el desarrollo del talento que poseen.
Lo importante es que vivan la experiencia de asistir a una academia de danza.
Para nadie es un secreto que no todos tienen el mismo talento, pero algo sí es cierto, vivir la experiencia, los madura y les permite adquirir una visión menos prejuiciosa de la vida.
Los nietos

“Solidarios, éticos y responsables” (Luis Fernando, legado para los nietos).
Cuando me preguntan cómo es mi relación con mis nietos, no tengo más que decir que es un mundo de fantasía.
Hace que la disfrute a más no poder.
Siempre soñé la última etapa de mi vida, rodeado de nietos que me hicieran gozar la vida con sus ocurrencias y sobre todo con su afecto…
Cuando un niño o una niña que está empezando a conocer su mundo y a expresarse a través del lenguaje te diga -abuelo, te quiero mucho- o, cuando te corrigen porque no entiendes algo que dicen o hacen -abuelo es que tú no sabes- … ¡uno se quiere derretir de amor!
Gozó mucho participando de sus juegos, tareas, pintando, viéndolos crecer y hacer las cosas que van aprendiendo.
Es todo un mundo fascinante, aunque hay momentos que doy gracias porque tienen a sus padres y yo puedo relajarme con un “descansito”.
Los sueños
Sueño viendo a mis nietos hacer lo que los hace felices y libres. No el libreto que algunos padres quieren para sus hijos pensando más en ellos que en los niños.
La educación
En mi época, las familias como la nuestra, nos educaban para que rápido saliéramos a trabajar y poder colaborar con el hogar en la educación de los hermanos menores.
Nos educaban, no para la vida, sino para la familia.
Hoy los padres tratan de brindar una educación que le permita a sus hijos desarrollar todo su potencial para ser seres autónomos y autosuficientes, en el mejor sentido de la palabra.
El legado
El mejor legado que quisiera dejar a mis hijos y sobre todo a mis nietos, es que sean auténticos, libres, autónomos, enamorados de la vida y sensibles a la naturaleza y al arte.
La Academia
Mi contacto con la Academia de Claudia Cadena se dio a través de mi hija Carolina, quien me invitó a acompañarla a una de las clases de mi nieta Juanita Velásquez.
Desde que llegué allí me encantó el sitio por su sobriedad y porque me llamó la atención un mural muy hermoso que pintaron al frente de la cafetería.
Luego al compartir con las personas que se encontraban en el lugar, me gustó sobre todo por la amabilidad, el buen trato y la disponibilidad para atendernos.
Con doña Claudia tuve la oportunidad de conversar en otra visita al lugar dejando entrever el amor y la pasión que comunica cuando hace referencia a su labor pedagógica.
Los recuerdos
Los mejores recuerdos que tengo con mi nieta en la Academia, es verla bailar en sus clases de ballet.
Su esfuerzo por seguir los ejercicios de la profesora y luego verla en las presentaciones que hacen con la Academia en pleno y la asistencia de los padres.
Eso me encantó y aplaudí todo el tiempo.
Queríamos tomar fotos y filmar durante el espectáculo…decidimos más bien observar, para no perdernos nada. ¡Emocionante!
La gratitud (recíproca)
Termino concluyendo que, si algo importante quisieron hacer mi hija y mi yerno por Juanita, fue darle la oportunidad de ingresar a una academia de danza.
Haber elegido la de Claudia Cadena fue otro gran acierto, casi no lo digo para no posar de adulador, pero a todo señor todo honor.
Allí hay seriedad, responsabilidad, un personal muy preparado e idóneo.
Aunque mi nieta ha sido una niña muy feliz, en la Academia ha adquirido muchos elementos para ser cada vez más feliz, independientemente de si se consolida como una bailarina profesional o no.
¡Lo importante es que está aprendiendo y haciendo lo que le gusta y la hace feliz!

El reconocimiento
La historia de la Academia de Danza Claudia Cadena se escribe con recuerdos, anécdotas y experiencias de las personas que hacen parte de ella.
¡Los abuelos han sido personas muy importantes para nosotros!
Nos sentimos muy honrados y agradecidos con el relato de vida que nos comparte Luis Fernando Santa Botero en este blog.
Sus palabras serán siempre nuestros motores para seguir trabajando con amor, esmero y dedicación por la danza, nuestros alumnos y la sociedad.
Abuelos que se gozan la vida como Luis Fernando, validan el compromiso que tenemos de construir una sociedad más sana, creativa, responsable y feliz.
Una sociedad que cree en el Arte como herramienta de transformación social, emocional, física, mental y económica.
El testimonio, la experiencia y la vida de Luis Fernando son la pruebas más legítimas de que la danza fue, es y será una de las expresiones artísticas más valiosas e importantes de la humanidad.
En Claudia Cadena Danza te ofrecemos clases para que tus nietos bailen y sean personas sanas, creativas, responsables y felices.
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