Situaciones como las que estamos viviendo en estos momentos a nivel mundial requieren una atención especial al niño. A ese niño que ha sido privado de salir y jugar con sus amigos, abrazar a sus abuelos, brincar, y correr en el parque. Son urgentes los programas que velen por la salud física y mental de esta población y le brinden a los niños tranquilidad, seguridad y felicidad.
La danza es una de las herramientas más eficaces para lograrlo. Pues parte de la base que es una actividad que involucra el cuerpo, la mente y el espíritu. Una persona que baila es capaz de conectar estos tres componentes y con ello adquirir seguridad, confianza y control; aumenta sus endorfinas, mejora su autoestima, sube la energía y adquiere un alto nivel de conciencia corporal.
Al bailar el niño aprende a relacionarse con su cuerpo, con su entorno y con los demás. ¡La danza nos hace felices!
En esta época es cuando la danza se convierte en una de las herramientas más seguras, divertidas y eficaces para que el niño aprenda a querer y a cuidar su cuerpo y a hacer de él un territorio para la comunicación, la creación, el goce y la alegría.
Te invitamos a descubrir el poder transformador de la danza leyéndonos cada semana.
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