Los niños pasan gran parte del tiempo escolar sentados en un salón de clase, en el transporte y cuando llegan a la casa, frente a una pantalla. La actividad física es poca y los espacios para jugar, socializar y mover el cuerpo son muy escasos.
Estas rutinas tan sedentarias han contribuido a aumentar los índices de niños tímidos, inseguros, poco ágiles, perezosos, con sobrepeso y solitarios.
Las vacaciones son espacios para que los niños cambien esta rutina por actividades que les permitan activar y mover el cuerpo y que además les ayude a socializar, reconocer su capacidades y descubrir sus talentos.
El baile por naturaleza es una actividad que permite romper con la rutina sedentaria y poco activa del colegio para potenciar el movimiento, despertar la curiosidad y mejorar la agilidad, concentración y ritmo de los niños.
Cuando un niño baila, conecta su mente y su cuerpo con la música que le gusta y esto hace que su cuerpo genere endorfinas que, como una válvula de escape, ayudan a liberar la energía y canalizar los sentimientos reprimidos tales como ansiedad, tristeza, estrés, presión, etc.
¡Darle un espacio a tu hijo en vacaciones para que baile es darle un espacio para que gane salud, confianza y felicidad!
Comentarios